El portafolio del docente: más que una carpeta, una brújula

Cómo organizarlo y por qué puede cambiar tu práctica.

Durante mis años de estudios para obtener la Licenciatura en Educación Primaria, uno de los requerimientos por parte de mis profesores de práctica profesional en la Universidad Católica Andrés Bello, fue organizar mis planificaciones y actividades en gruesos portafolios que inicialmente significaban una carga física, pero luego se convirtieron en la mejor evidencia de todo el esfuerzo puesto durante los cinco años en el campus.

Podría decir que de esta “sugerencia” decidí quedarme con todo… A partir del primer momento en el que comencé a ejercer mi profesión en instituciones educativas, decidí comprar una carpeta de anillos grandes para organizar todos los papeles inherentes a mi labor (planificaciones, exámenes, documentos informativos del colegio…) y allí fui adiestrándome en el arte de separar papeles con portadas, pestañas de colores y fundas plásticas para proteger mis escritos. Con el tiempo, comprendí las bondades de tener una carpeta que me servía de respaldo para argumentar el progreso de cada uno de mis alumnos y las razones que lo justificaban.

Quiero dejarte en este artículo las secciones de mi portafolio y cómo ha impactado positivamente mi trabajo, de modo que, tomes lo que pueda servirte y empieces a armar el tuyo:

  1. Aunque en la actualidad y en algunas instituciones, la asistencia se toma en softwares de gestión escolar como: Renweb o Moodle, llevar registro y tener a la mano la información sobre las ausencias de los alumnos, es importante para recordar qué alumnos no pudieron ver la clase o a quién debemos entregar material pendiente.
  2. Croquis del aula. Tener una representación gráfica de la distribución de los alumnos en el espacio, ayuda a identificar a qué recursos (humanos y físicos) tienen fácil acceso y así organizar actividades, cambiar dinámicas según necesidades y detectar puntos de conflicto o distracción.
  3. Entrega de tareas. Un control visual y funcional para llevar registro de las tareas (quién entregó, quién no y quién la hizo incompleta), te permite detectar alumnos con dificultades de cumplimiento y actuar a tiempo. En el próximo artículo te enseño una manera muy fácil de llevar este registro.
  4. Tareas grupales/individualizadas. En esta sección puedes guardar las tareas impresas para disponer de ellas, para sacar copias faltantes o para mostrar los modelos en reuniones con representantes. Tenerlas a mano te ahorrará tiempo y facilitarás la inclusión.
  5. Exámenes. La utilidad de esta parte de tu portafolio es similar a la sección anterior. Además, teniendo los modelos de los exámenes que has hecho o que piensas hacer, puedes reutilizar estructuras, adaptar formatos y garantizar coherencia en los criterios de evaluación.
  6. Claves de respuestas. Contar con las respuestas de los exámenes o actividades asignadas, te facilitará la corrección y evitará futuros errores. Garantizarás la objetividad de tu labor.
  7. Retos/Calentamientos. Guardar los retos y los calentamientos que has adicionado o piensas adicionar a tu rutina de clases te ayuda a ir incorporando mayor complejidad en cada uno de estos y a llevar un registro de los alumnos que se han interesado en participar. También te contaré más adelante al respecto.
  8. Como en los viejos tiempos, cuando no teníamos Google Maps ni ningún GPS, ten a la mano el “mapa” de tus clases para mantenerte enfocado en tu objetivo y los pasos a seguir para lograrlo. Aunque parezca obsoleto o arcaico, es mejor prevenir que lamentar. Las fallas técnicas ocurren y no podemos depender del computador para la ejecución a tiempo de nuestras clases.
  9. Minutas de reuniones. En ocasiones, los acuerdos llevados a cabo en las reuniones de equipo, los escribimos en un cuaderno o dejamos que otros los escriban por nosotros. Sin embargo, tener los puntos tratados escritos en hojas y debidamente identificados con las fechas del encuentro, podría ser determinante para que cumplas con tus responsabilidades eficientemente.
  10. Evaluación institucional. Conservar en un espacio determinado la evaluación que tu jefe o jefa ha diseñado para invitarte a seguir mejorando y a continuar haciendo tu gran labor, es un motor que puede ayudarte a dirigir los ajustes y modificaciones que te llevarán al éxito. Confieso que en este espacio también anexo comunicados de la institución, incluso, reglamentos o normas.

Otros apartados que podrías incorporar tienen que ver específicamente con la materia que enseñes. Por ejemplo, yo tenía una sección extra denominada: “Registros de lectura”, donde llevaba el récord de libros leídos por cada niño y las fechas de inicio y finalización.

Después de haber conocido cómo estructuro mi portafolio, probablemente pienses que esto conlleva mucho trabajo, pero solo debes tener con anticipación los materiales que te especifico a continuación y hacer las secciones que requieras. A medida que el año escolar vaya avanzando, notarás que necesitas otros apartados y no podrás negarte a seguir siendo un profesor organizado y preparado ante cualquier imprevisto. Piensa que todas estas secciones organizadas de manera que recuerdes lo que tienes archivado, serán siempre un respaldo de tu gestión frente a tu equipo de trabajo y ante padres y representantes.

 Elementos para armar tu portafolio: 

  • Carpeta o archivador (de anillas o con fundas plásticas).
  • Hojas blancas A4, hojas de colores (opcional para secciones o títulos).
  • Separadores con pestañas para organizar las secciones.
  • Etiquetas para las pestañas de los separadores.
  • Fundas plásticas (transparentes A4).
  • Materiales de escritura y marcaje (marcadores o resaltadores, corrector…).
  • Adhesivos (stickers educativos) y decoraciones (cinta decorativa si te gusta dar un toque más visual).